domingo, 5 de julio de 2009

Un santo cachondo.



“Va, va, va, Sant hilari y fill de puta qui no s'ho acabi!”



Cuantas veces me habrán gritado esta frase con una sonrisa picarona en la cara. Todos sabéis que quiere decir. Y los que no, es fácil de explicar: el grito se asemeja a un grito de guerra. Cuando se grita; todo hombre que se precie debe agarrar inmediatamente su vaso lleno de alcohol y, de una tirada y sin respirar, acabárselo enterito. No importa que te hubieras cargado demasiado el cubata. No importa que vayas hecho una mierda. No importa que hayas dicho “esta noche me controlo”. El grito de “Sant hilari” tiene el mismo efecto que el de Braveheart. Cualquiera de aquellos escoceses podría haberse echado para atrás. Pero estaba en juego su dignidad como hombres.



La misma situación se da con el santísimo Hilari; que me pregunto yo de donde coño sacó la santidad. ¿Era la versión borracha de Jesús? ¿En vez de multiplicar panes, multiplicaba cuba litros? Maldito borracho y su herencia religiosa. Pero, volviendo atrás, hay sin duda una gran similitud entre el discurso de Braveheart y el señor Hilari. Los dos ponen a prueba tu coraje; los dos parecen una buena idea una vez gritados; y llegado el final de la noche, la víctima de Hilari acaba igual que William Wallace: Con alguien misterioso (en un caso los ingleses; en el otro, la bebida ingerida) destripando tu barriga mientras gritas “LIBERTAAAAAAAAD”. Y no me hagan proseguir con la broma escatológica, pues los mas avispados ya lo habrán entendido.



Y todos, tarde o temprano, nos arrepentimos de haber hecho caso al imbécil que lo gritó en medio de la noche. Y como en todas partes cuecen habas; también en todas partes se da la ley de Murphy; y en ese caso la ley de Murphy actúa de una curiosa manera. Pues, como los delgaduchos y menos endurecidos en la bebida como yo hemos aprendido ya la lección, ya no acostumbramos a gritar “Sant hilaris”; o si lo hacemos; nos aseguramos de que nuestra bebida sea ligera o no vaya a causarnos grandes desperdicios. Y es por eso que; y ahí es donde participa Murphy junto con un poco de física básica y lógica pura; normalmente el que grita Sant Hilari es una persona que ha nacido inmune al efecto Sant Hilari y no es consciente del daño que puede causar.



Y no os penséis que el concepto de nacer inmune al efecto Sant Hilari tiene algo de místico o similar; que va. Es mas simple que preparar unos espaguetis: Basta con poseer un cuerpo de masa muscular superior a la socialmente aceptada. En otras palabras: Con ser un cachalote monstruoso basta.



Y como en casi todas las fiestas existen una o varias personas que responden, o se acercan, a la definición anterior, tarde o temprano acabará interviniendo una grave voz provocadora incitándote a consumir en escasos segundos lo que tu tenías previsto beber durante toda una apacible hora.



Y así pues, después de acabar peor que Amy Winehouse el pasado viernes, víctima de otro aficionado a los Sant Hilaris, decidí y me di cuenta de una gran verdad; pues aunque en un principio alguien pueda poner en duda tu masculinidad retándote a un Sant Hilari; mucho mas tarde durante la misma noche se te volverá a poner a prueba: y si en ese momento estás tumbado en una esquina echo una mierda bajo las miradas de desprecio de toda la gente que pasa; te advierto y aviso: Habrás fracasado.



Así pues; y para concluir este texto educativo, hazme caso: ignora todas las incitaciones a beber de golpe: los Sant Hilaris; los campeonatos de chupitos; los intentos de “recuperar tiempo” cuando llegas tarde a una fiesta, y parecidos; pues mas que beber mucho, lo que realmente te acaba jodiendo la noche son las prisas: las prisas por ser mas macho que los demás.


2 comentarios:

  1. 1.- Ens les pagaràs.
    2.- Va estar de puta mare.
    3.- Encara t'esperem

    xD

    Macho, machete... Mmm Mmm Poco Paquete... Mmm Mmm

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  2. La meva aventura amb l'alcohol va acabar en sec fa quatre anys, quan algú va cridar "Brindis! Sant Hilari!" i el següent que recordo és el sol del migdia cremant-me els ulls enrogits i el cap a punt d'explotar.

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