La importancia de no ser hipócrita.

La universidad de la hipocresía.

Entro cada día a clase, y el tema siempre es el mismo: el dinero. Lógico, obviamente: mi carrera no es otra que administración y dirección de empresas. Pero, llega un punto, en el que pasarte el día hablando constantemente de como ganar dinero, como gastar dinero, como conseguir dinero, como vender, comprar, o crear dinero, acaba desgastando tu tolerancia hacia las acciones que ves a tu alrededor.



Señores, miremos a nuestro alrededor. Nuestra universidad se supone que está destinada a crear grandes figuras de la economía nacional e internacional. Figuras que lideren el cambio y la continuidad económica del mundo; que hagan prosperar grandes empresas. Se supone que de aquí deben salir personas con una profunda responsabilidad encima del entorno en el que habitamos; tanto social como económico.

No me disgusta que ESADE tenga ese carácter considerablemente agresivo respecto al capitalismo. ESADE es el templo del capitalismo, y es evidente que ése es el pensamiento que van a inculcar a sus “distinguidos” alumnos. Es cierto que con la evolución de nuestros dias tanto nuestra universidad como sus semejantes han hecho un esfuerzo para intentar introducir un pequeño aspecto de conciencia social en el menú capitalista de cada dia. Pero no es suficiente. No es suficiente, por el entorno y la carrera que estudiamos. No debería bastar con equiparar nuestro compromiso social al de las demás universidades; porque la nuestra consta con una responsabilidad mucho más grande.

Y es por eso, y yendo a lo que iba, que cuando abrimos cada día los periódicos vemos escenas que rápidamente se expanden por la calle como un virus, y de las cuales en horas todo el mundo opina y critica. Hablo de hechos como el caso Millet, o los infinitos casos de corrupción acaecidos hace poco tiempo por Valencia, toda España y Italia, o los innumerables que permanecen aún latentes y escondidos alrededor nuestro. Incluso en mi pequeño pueblo, donde no hay mas que 1.000 escasos habitantes, los pocos que ostentan el pequeño poder económico y político disponible, hacen halago de él mediante múltiples y variadas trampas económicas y legales, en general lamentables y tristes básicamente por la inexistente decencia de ésas personas.

Y ves a todo el mundo por la universidad criticando abiertamente, con una biblia en la mano y la balanza de la justicia en la otra, tales acciones reprochables y haciéndose los sorprendidos por la “maldad” del mundo en el que vivimos y la cara dura de algunas personas.

Hace un año aproximadamente, me dejé mi anticuado y pequeñito mp4 en clase. Desapareció escasas horas mas tarde, para no ser encontrado nunca mas. Lo mismo ocurrió con un par de libros, hace mas o menos un mes. Y lo mismo le ha ocurrido a centenares de personas.

Estudiamos en una universidad, donde da la impresión que la gente se cree que tiene el derecho de coger lo primero que les pongan delante. Da igual que la mayoría tengan Ipods mejores que mi humilde mp4. Si esta allí, y nadie sabe que lo vas a coger, eres libre de cogerlo. Como Millet, o cualquier otro. En parte la ideología que nos inculcan de “maximizar beneficios”, convertida de forma maquiavélica y directa en un razonamiento lamentable.

Y cuando pones a esas personas que son incapaces de resistir la tentación de, en vez de llevar el pequeño utensilio perdido a objetos perdidos, quedárselo para ellos mismos, delante de una pila de dinero, pierden el norte.

¿Qué lleva a que un grupo de, (intentemos no utilizar demasiados adjetivos por su bien), jóvenes estudiantes, robe 400 euros del bote común para pagar el viaje del pase del ecuador? ¿Que situaciones llevan a que esos desvergonzados se sientan con el derecho y los santos cojones de agarrar la primera pequeña cantidad de dinero que les pongan delante de las narices y actuar como si no fuera nada grave?

Y es eso, exactamente, lo que más me choca: No que lo robaran. De esos siempre hay. Siempre hay capullos que se “consideran” más listos que los demás. Siempre hay egoístas, y siempre los habrá.

Lo que más me sorprende es el castigo que se les impuso. “Ser expulsados de la comisión y no recibir ayudas económicas del bote para el viaje”. Y todo solucionado, ¿No? Pues esa persona, felizmente, acabará quizás la carrera y encontrará un magnífico trabajo como directivo de una empresa. Y cuando vea que circulan por delante de sus santas narices fajos, esta vez, MILLONARIOS, de billetes por delante suyo, ¿Quien me va a asegurar que no volverá a caer ante la tentación? Pues si sucumbió ante la pequeña e insignificante cifra de 400 euros... Dios nos asista cuando estos críos infantiles y egocéntricos estén en lo más alto de nuestro sistema financiero.

Y así vamos por el mundo. Nos quejamos del sistema financiero, y de los descarados que se aprovechan de él, mientras, justo a nuestro lado, estamos cultivando con esfuerzo y dedicación a los próximos estafadores y mafiosos del país. Es importante que no seamos hipócritas. No podemos permitir que ocurran esas cosas sin actuar. Y por eso escribo esta entrada.

Según mi humilde opinión, y la de otros muchos de mis amigos con raciocinio y capacidad de discernir entre lo que es ganar dinero y “ROBAR”, esas personas no se merecen menos que ser expulsadas de nuestra universidad, para así aprender que no se puede ir con esa actitud por la vida, y para evitar que en un futuro puedan seguir con su ya corrupta actitud. Porque nadie, pero especialmente nosotros, puede permitirse esa gente en su universidad.

Gracias.