martes, 15 de septiembre de 2009

Côte d'Azur: Dia 2.


Obligados por el temprano y hijo de puta check-out de los hoteles en general, nos levantamos, algunos aún con la sensación de ir borrachos, a las 11 de la mañana. Fue entonces cuando descubrimos dos divertidas melodías que nos acompañarían durante todo el viaje: la del despertador de Marta y la del despertador de Óscar. Inexplicablemente, en un viaje donde nos encontrábamos tan solo 3 personas, dos de ellas poseían móviles con NANAS PARA DORMIR puestas en modo despertador. Era mas o menos como despertarse con el “duermete niño, duermete ya”, aunque irónicamente el sistema funcionaba. Era totalmente ineficaz la primera vez (ni la oías); seguía siéndolo a la segunda (ya estabas despierto pero no te preocupaba), pero por allí alrededor de la quinta empezabas a tener ganas de levantarte, destrozar el móvil y a continuación asesinar a los propietarios de los malditos móviles.

Como afortunadamente nadie fue asesinado esa mañana (ni, creo recordar, ninguna de las siguientes), fuimos capaces de levantarnos, ducharnos, hacer las maletas, limpiar (un poquitín) la mierda de la habitación y arrancar el coche, para salir a la búsqueda de alguna playa de esas típicas que ves en los pósteres de las oficinas de turismo o agencias de viaje. Sí, efectivamente; todos habíamos olvidado el hecho de que nos encontrábamos en Francia, y no en las islas Maldivas. Así, con esa ilusión óptica en nuestras cabezas, empezamos a circular por la ciudad, intentando encontrar sin éxito la salida. Por azar, o mas bien dicho y sin tantas finuras; por pura potra, nos encontramos en la cima de un montecito situado en lo que creo sería la parte sur-este de la ciudad, desde donde pudimos observar toda la ciudad (considerablemente bonita, todo hay que decirlo), y la preciosa aunque masificada costa. Desde aquel punto, pusimos como prioridad encontrar un super o un paki para proveernos de desayuno: galletas príncipe, piezas de fruta, zumo de piña y algún otro producto aleatorio. Fue, de hecho, en el mismo lugar donde compramos nuestro frugal desayuno donde le preguntamos al dependiente a qué playa podíamos ir que estuviera bien alrededor de la zona. El hijo de puta; por estupidez, desconocimiento, o para putear, nos recomendó ir a la hasta entonces desconocida para nosotros “Theoule sur mer”. Pueblo también llamado, Theoule sobre mierda. Y no, no es una broma fácil. Después de media hora conduciendo hasta allí; y despues de otra media hora para conseguir aparcar, nos fijamos en el sitio en el que nos encontrábamos. A primera vista, tenia buena pinta: Una cala preciosa, sin estar exageradamente masificada, y sin grandes bloques de hormigón por medio. Incluso el agua parecía cristalina y se asemejaba a la de los pósteres comentados anteriormente. Y digo se asemejaba, porque esto es lo mejor que puedes decir de ella: que se “asemejaba” a aguas paradisíacas; porque de paradisíaca aquella agua tenia lo que Mónaco de pobre. Una vez en la playa, preparados para bañarnos, descubrimos que los quinientos yates que estaban estacionados en aquella cala, efectivamente funcionaban con gasolina o parecidos; y que efectivamente dicha gasolina o parecidos hacían que el agua fuera un divertido pozo de mierda.

Tomamos el sol, nos tranquilizamos y decidimos que lo mejor sería salir ya dirección Nice, parando a comer por el camino. Total, la ciudad solo estaba a unos 30 kilómetros y así llegaríamos a tiempo para preguntar en la oficina de turismo y enterarnos un poco mas de qué iba la ciudad. No es ni necesario decir que el sitio donde paramos a comer fue otra vez McDonalds... Creo recordar que con Óscar al volante, entramos en Nice y nos maravillamos con la avenida costera; avenida que mas tarde nos volvería a impresionar una vez fuera de noche. Ya empezamos a avistar el lujo de la costa; con los primeros hoteles y casinos de lujo y los primeros ferraris, aston martins y otros coches modestos paseando por la zona. Buscamos la oficina de turismo, encontramos otro hotel perfecto (aún mas barato, al lado de la estación y relativamente cerca de la zona de fiesta), y nos fuimos a bañar a la playa de la ciudad; playa que estaba sorprendentemente limpia, azul y bonita. Probablemente debido al hecho de que el puerto estaba bastante alejado del sitio. Disfrutamos del agua durante una media hora; y mientras tanto nos divertimos observando como un chico se iba “poniendo” nervioso por culpa de su novia, un páibon en toda regla, que ni se inmutaba y contemplaba como su pareja le decía a gritos silenciosos que necesitaba un polvo en aquel mismo momento. La chica, por pasividad o por comprensión de que se encontraban en medio de la playa, no encontró apropiado bajarle el bañador al chico y empezar a jugar así que el hombre siguió sudando la gota gorda y buscando posiciones imposibles para que sus vergüenzas quedaran disimuladas. Tarea nada fácil, todo hay que decirlo.

Así pues, media hora mas tarde fuimos a buscar el hotel, a instalarlos y a descansar mas o menos hasta que tuviéramos un poco de hambre y fuéramos a buscar a Andreu. Un poco cansado de pan bimbo y hamburguesas pútridas, decidí bajar a la calle a buscar a ver si encontraba una pizzeria barata cerca de nuestro hotel. Una vez abajo, justo en la calle de enfrente encontré una que cumplía los requisitos de cutre y tirada y hice señas a Marta y Oscar, que estaban en el balcón; (efectivamente, nuestra habitación tenía balcón) para que bajaran. Por motivos en un principio desconocidos, por dos pizzas que nos deberían haber costado 14 euros nos acabaron cobrando únicamente 10, hecho que nos dejó perturbados, hasta que mas tarde descubrimos que muy probablemente lo hicieron para que no nos enfadáramos con lo pésimas que eran las pizzas. Asi pues, saciados y preparados para empezar a beber, empezamos a darle a la botella, alertados como estábamos de que la fiesta allí empezaba muy pronto y que cuando fuéramos a buscar a Andreu, que llegaba a las 00:08 o algo así, ya debíamos que estar medio borrachos.

No lo conseguimos del todo, pero no pasó nada porque igualmente teníamos que esperar a que Andreu cogiera el ritmo. Afortunadamente lo cogió rápido, y todo el grupo se tonificó apropiadamente para la fiesta. Cerveza en mano empezamos a caminar en dirección a el barrio que se suponía debía estar animado. Hay que decir, que cuando llegamos al sitio el panorama era desolador: nadie por las calles; ningún local abierto y casi encontramos también las típicas plantas bola de las películas del oeste. Fue una ilusión óptica; pues al girar la esquina empezamos a encontrar gente; y a sociabilizar un poco antes de entrar en ningún local. Esto causó discrepancias en el grupo porque mientras todos queríamos ir a sociabilizar dentro de un bar con, creo recordar, un grupo de venezolanos o algo así, (en estos puntos del viaje es cuando mi memoria falla mas... ya pueden imaginarse porqué), Óscar quería ir a sociabilizar con una chavala que se paseaba por allí fuera con otro grupo de amigos; grupo de amigos sin amigas y donde todos los tíos parecían que fueran los novios de la pava esa viendo como la trataban. Visto el panorama, insistimos en entrar en ese sitio, Óscar cedió cabreado; con un poco de razón el pobre pues cuando ya nos decidimos ya era demasiado tarde y no pudimos entrar en el local.

Así que salimos disparados a atrapar el grupo de la chavala con el jersey de rayas; y llegamos al sitio donde tenían planeado ir. A estas alturas ya debían ser alrededor de las 2 o las 3; no estoy seguro; y como es normal allí, ya era demasiado tarde para que nos dejaran entrar también en este local. Mas tarde, en el día siguiente, descubriríamos que ese local donde intentamos entrar (Pompei o algo así), era considerado el “after hours” del lugar y sería el sitio donde básicamente acabaríamos todas las noches de Nice antes de ir a bañarnos a la playa. Así pues seguimos deambulando hasta encontrar un pub irlandés, (benditos pubs irlandeses), con música (buenísima) en directo; tocando The Police y parecidos, con billares; con white russians, con cerveza, con páibons y con frikis de los que reírse. ¿Que mas puede pedir un hombre de un bar? Quizás una cosa mas. Y por suerte, se encuentra en todos los pubs irlandeses: ¡¡Guiness!! Matamos la noche allí, en medio de risas, historias que no recuerdo y bastante alcohol y nos dirigimos ya para cerrarla del todo a la playa; donde hicimos quizá el mejor baño nocturno de todas nuestras vidas. Quizás por la temperatura; o quizás porque íbamos en el punto perfecto de borrachera, o dios sabe bien porqué; pero fue perfecto.

Después de esto, ya no quedaba nada mas que hacer aquella noche. Lo último que recuerdo del camino de vuelta al hotel fue a mi y a Andreu llamando a Oriol; aproximadamente a las 5-6 de la madrugada, para que nos confirmara si en el dibujo de la tapa de “Asterix i els Normands” salían Asterix y Obelix comiendo un queso dentro de una caja fuerte. Yo insistía que éste dibujo pertenecía a Asterix a Bèlgica, pero Andreu se negó a darme la razón y tuvimos que contrastar hipótesis con una tercera persona neutra. Aunque resulta que a la tercera persona neutra no le hizo mucha gracia que la despertaramos a unas horas tan intempestivas y se negó rotundamente a darnos una respuesta. Muy decepcionante.
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Y en el día 3, empezarán a surgir las grandes teorías del viaje, como la de los páibons y móngols... No os prometo que la acabe mañana porque me estoy dando cuenta que estas historias lleva su tiempo recordarlas y escribirlas, pero si prometo colgarla pronto ^^.

5 comentarios:

  1. yo recuerdo algo más sobre la vuelta al hotel: Oscar y tu medio en bolas por la calle y al llegar un sorprendentemente bueno croissant robado (cosa que en ese momento me pareció un delito horrible y motivo suficiente para que nos echaran a patadas del hotelucho...).

    Marta

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  2. sin duda el mejor baño nocturno de nuestras vidas. voy a poner mas enfasis en la increible suerte que lleno este viaje, como el hecho de encontrar sin querer el centro de turismo, el hecho de que todas las habitaciones que reservabamos a ultimo minuto eran probablemente las mejores situadas dentro del hotel (encima de la entrada, balcon, plaza de parking "vip"...), encontrar la mejor fiesta por chiripa... en fin.

    mañana, el tsunami...

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  3. aaaah, quin dia... un viatge que, vosaltres no sou gaire conscients, però les aventures per atrapar-vos a Niça van començar amb un bon amic, dormint fent bivac a l'andana de Cerbère! ja faré un upload al blog explicant detalladament com va anar tot :P

    Crec que no eren veneçolans, que eren colombians, però qui t'ho aclarirà és la Marta, que per això vam anar a Ghost, aviam si ens deixaven entrar. La conversa amb l'australià a l'entrada del pub, el bany en boles in de niece beach... i, per cert, Astèrix a Suïssa és la resposta al gran dubte!

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  4. no, asterix a suïssa no; Asterix a Helvecia! xD.

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  5. Les Aventures d'Astèrix a la Costa Blava. Et queda bé aquest estil Mendozoic.

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