lunes, 16 de noviembre de 2009

El poder de la fantasía



El poder de la fantasía.


Ayer reflexioné sobre algo bastante curioso. Mientras comía, solo, un plato pre-congelado de comida tailandesa, encendí la tele para ver si había suerte y encontraba algo con un mínimo de interés... No encontré nada. Pero igualmente, puse la primera película que hacían y mis pensamientos se enfocaron en verla. Minutos más tarde, me di cuenta de la absurda inmersión que habían hecho mis pensamientos en la película. Me di cuenta que aquello de que la televisión atonta no es un mito inventado por nuestras mayores generaciones. Me di cuenta de que por esto cuando miramos la televisión por la noche nos quedamos dormidos mucho más rápido.


¿Creen que depende de que la película sea aburrida? Me di cuenta que era al contrario. Si la película resulta ser aburrida, tus pensamientos no se centran en ella, vagabundean por tu mente pensando memeces. Pero si el programa o película resulta ser interesante (¡que no bueno, ojo!), o de esos que capta la atención aunque sea un bodrio de tercer nivel, nuestra mente deja de pensar y se limita a recaudar imágenes de la pantallita. Hay gente a la que le gusta estar constantemente analizando las películas. Pero este no es el caso general. Y menos cuando nos encontramos en casa a las 10 con ganas de entorpecer nuestra mente y dejar de pensar un par de horas.


Cuando nuestra mente se centra en la televisión, dejamos de pensar, o de reflexionar. Este flujo constante diario de pensamientos, de ideas, se ve truncado. No soy neurocirujano o nada parecido; pero estoy bastante convencido que si estudiaran la actividad cerebral en esos momentos estaría bajo mínimos. Es por esto que nos quedamos tan dormiditos, tan fácilmente, de manera tan agradable. Y es por esa misma razón que cuando nos levantamos para ir a la cama, el sueño desaparece. Desenganchados del foco hipnótico, una vez en la cama nuestro cerebro retoma su habitual ciclo de pensamientos.


Hay gente que por algún motivo tiene un mágico control sobre ese flujo de pensamientos. Gente que son capaces de apagarlo a su voluntad. Son esos típicos que caen dormidos en segundos, y nos sorprenden a nosotros los insomnes. Son los mismos que, una vez en clase, prestan atención incesantemente y son capaces de tomar buenos apuntes.


Gente como nosotros, los que no podemos apagar el flujo de pensamiento o concentrarlo en algo voluntariamente, nos vemos condenados a no ser capaces de prestar atención. Llámenle ADD, o llámenle empane mental. Somos gente que siempre divagamos sobre lo que nos dicen y lo que vemos.


Fíjense sino en ese otro dato curioso. El clásico friki. ¿Han visto nunca al clásico friki; personaje amante de la literatura de ficción, atento y dispuesto en una clase regular y aburrida? Casi nunca. Lo estará (o lo estaremos) en las clases que nos apasionen. En las otras, siempre lo verás dibujando, o durmiendo, o mirando al infinito, o haciendo algo que no tiene mucha relación con la clase.


Y eso es porque ese estado mental de distorsión constante nos proporciona lo que se llama fantasía. Tenemos la misma capacidad de concentración que un niño de 10 años, es cierto, pero no es porque no tengamos capacidad, sino porque vertimos toda esta capacidad en nuestros pensamientos en vez de concentrarnos en lo que nos están diciendo. Podría ponerles otro ejemplo, y esta vez aún mas claro, pues otro buen ejemplo son los porros. De ustedes, los que los hayan probado, sabrán que en ese momento también les anulan la capacidad de concentración... Mientras que su mente les lleva a hacer relaciones de pensamientos absurdas, aparentemente inconexas, pero que si han ocurrido es porque las conexiones existen.


No quiero hacer aquí una exaltación de los porros. Solo quería hacerles ver el ejemplo. Pero, retomando el hilo, a lo que me refiero es que nosotros somos lo que llaman los soñadores despiertos. Tanto en clase, como en discusiones con amigos o gente, siempre estamos fantaseando con cosas. Por eso a veces acabamos teniendo un humor absurdo. Por eso a veces decimos tonterías. ¿No les ha ocurrido nunca eso de hacer una pregunta de la que en verdad les interesa conocer la respuesta y, justo después de exponerla, se olvidan de prestar atención a la respuesta y empiezan a debatir mentalmente sobre ésta u otra cosa?


Pero no malinterpreten esa fantasía como únicamente relacionada con orcos y elfos. Esa fantasía puede ser sobre todo, y sobre cualquier cosa. Simplemente son conexiones entre cadenas de pensamientos que nos llevan a pensar sobre algo completamente diferente a lo que la lógica implicaría en ese momento.


Pagamos un precio muy elevado para tener éste humor, ingenio y capacidad de pensamiento. Pagamos casi toda nuestra capacidad de concentración. Es un precio alto. E incluso quizá no haría falta, si fuéramos capaces de controlar esos pensamientos constantemente para focalizarlos en lo que necesitamos en ese momento, (lo que sería, muy probablemente, la solución correcta). Nos cuesta estudiar y prestar atención en clase. Es un daño colateral desagradable. Pero, tengo fe en que la vida, en un futuro, nos demostrará que la capacidad de fantasear, imaginar y reflexionar constantemente, sirve para muchas cosas.

3 comentarios:

  1. Es dona el cas que, mentre estudio l'agricultura i la societat de la Grècia del segle V aC, se m'acuden centenars d'històries i culebrons protagonitzats per grecs i perses. I dibuixo mapes.

    M'està passant ara mateix.

    Només per recolzar les teves teories.

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  2. es muy interesante :)
    entre aqui por error y me lo e leido todo ! jeje
    cuidensee!

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